A lo largo de
nuestra vida distintos entornos participan en nuestra educación.
Éstos podemos clasificarlos a grandes rasgos en: familia, comunidad
y escuela.
La familia es el más
importante durante los primeros años del niño. Por lo tanto, es el
principal agente educador y de ella depende, en buena medida, el
desarrollo personal, social y académico del niño.
Existen diferentes
tipos de familias. Las familias pueden ser:
- Familia monoparental: padre o madre con hijo/s.
- Familia nuclear: es el modelo habitual, pareja con hijo/s.
- Familia extensa: conviven en el mismo hogar varias generaciones.
- Padres permisivos.
- Padres autoritarios.
- Padres indiferentes.
- Padres
democráticos.
Debemos tener
presente que las consecuencias de los diferentes estilos educativos
perdurarán en la etapa adulta, condicionando a la persona y sus
acciones, y resultando difícil para la persona modificar las
conductas negativas.
Por último, no
debemos olvidar que a la familia pertenecen también, aunque no
convivan con los niños, los abuelos, los tíos, los primos,...
Con comunidad me
refiero al barrio o pueblo donde el niño vive y se relaciona. Los
vecinos o conocidos de la familia así como la pandilla son agentes
educadores del niño ya que le ayudan a regular su comportamiento
social.
Con respecto a la escuela, los niños establecen distintas relaciones en ella (niño-niño; profesor-niño). La escuela tiene el papel de educar y
formar académicamente y, en la actualidad, enseñarles a aprender a
aprender, es decir, a utilizar de forma autónoma los diferentes
recursos para formarse durante toda su vida.

Pero, ¿qué sucede
cuando el estilo educativo de los padres no es el adecuado? ¿Y
cuando se omite uno de estos agentes educativos o no se establece
relación con uno de ellos?